Don't miss our holiday offer - up to 50% OFF!
El REGALO DEL APU WAYRORUNI
En una mañana mientras el sol se posaba en el Apu Wamanlipa, una pequeña alpaca veía el mundo por primera vez, un nuevo habitante se integraba a la manada, mientras que Don Andrés estaba de regreso con agua fresca y pura que había recogido del manantial para el desayuno, en el camino se encontró con un zorro que lo miró fijamente por unos segundos y después salió despavorido, en su corazón Don Andrés presentía algo.
Al estar cerca de casa vio a una cría intentando pararse corrió muy alegre llamando a la familia para ver el género del nuevo camélido, porque desde hace un buen tiempo esperaban la llegada de un camélido macho para la manada, en esta solo había hembras y la manada no se expandía. Don Andrés revisó a la cría y se dio cuenta que era una hembra más para el rebaño, pero el muy agradecido como siempre dio gracias a los Apus y a la Pachamama, en cambio la familia quedó muy preocupada, la esposa de Don Andrés se fue llorando a la casa detrás de ella fue su hijo Julio que la consoló con unas palabras sublimes, que no llorara que los Apus y Pachamama los bendecirán con un nuevo camélido así tendrían varias alpacas corriendo por el patio que ni espacio habría para caminar, a lo que la familia al oír eso rieron a carcajadas.
Don Andrés propuso ir a conversar con los Apus y la Pachamama para ver si ellos podían ayudarlos, de inmediato corrió a alistar su bolso de cuero de llama (pukucho) con hojas de coca, un poco de comida, dulces y semillas, para emprender la caminata, también no podía faltar una alpaca bonita y fuerte, se puso su poncho de pallay característico de su comunidad y así emprendió la caminata dirigiéndose al Apu Wayroruni uno de los más sabios y antiguos de su pueblo, en el camino vio que en cielo volaba un cóndor majestuoso, Don Andrés sonrió ya presentía que recibiría buenas noticias, porque según sus ancestros era de buen augurio encontrarse con un cóndor, camino todo el día llegando de noche entonces comenzó a preparar una ofrenda (Despacho), para pedir una alpaca macho, entre hojas de coca, rezos y abundantes dulces hizo venir al Apu Wayroruni, este le agradeció por su ofrenda y promedio un camélido macho, también que dejara a la alpaca que había traído y que pronto tendría novedades para el pero por ahora que vaya a casa, Don Andrés obedeció, entre silbidos y cantos regreso a casa, en donde otra vez el sol se posaba en el Apu Wamanlipa avisaba que ya estaba amaneciendo, al llegar a casa la familia lo esperaba junto a un asombroso camélido macho, la familia corrió a recibirlo con abrazos y lágrimas de emoción, la gratitud era tan pura y verdadera hacia el Apu y la Pachamama por tan invaluable regalo, desde entonces las alpacas de Don Andrés y su familia se multiplicaron anualmente de manera masiva.

